lunes, 11 de enero de 2010

¿Cita en la Costa?

Necesito del mar. Necesito que el mar me bañe, me ahogue; que me abrace, a penas un poco en su pecho. Necesito su sal, como necesito de su aliento; de las caricias de sus olas como de los secretos que se velan en sus transparencias.

Necesito del mar, como necesito hinchar los pulmones y ponerle freno, como sea, pero ya, al frenesí dionisiaco del corazón.

Necesito del mar, y necesito de su viento; mucho y atorrante viento que me cierre la boca, y que con su fuerza, que todo lo arrastra, todo lo acalle. Necesito del mar… de día… Pero ahora que lo pienso mejor que sea, ¡qué embromar!, de noche; de noche con mis pies descalzos bordeando las orillas en busca de la frontera, a punto de traspasar la frontera; y que el umbral (mi última Frontera), convertido en inmediato horizonte de espaldas a mí calle los gemidos, acalle mis silencios. Que empape en llanto mis lágrimas, o que emborrache la memoria de mis Ahogos; de mis ahogos con sal, o de mis ahogos con viento. Los Gritos y Susurros del viento. Y que la Línea Cósmica divida, ahora mismo, un poco con sol y otro poco con cielo, el resto, lo que sobre, el más allá. Lo que se esconda más allá de la sal y del viento; del sol o del cielo: el Mar de mis ansias.

Eso es todo lo que necesito.

1 comentario:

EL PRIMER PASO dijo...

Somos dos, tal vez algún día allí nos encontremos ...